La escultura de la diosa
Los símbolos hablan de una sociedad, de una cultura, de una cosmovisión.
El Dios único omnipotente y masculino que se sitúa más allá de la creación y que la ordena desde el exterior, en vez de estar en el interior de la misma, comenzó a arraigar en la cultura europea tan sólo hace 4000 años. Antes de esto, desde los albores de la civilización occidental las culturas existentes eran muy duraderas y pacíficas y en todas ellas había un símbolo femenino común: la escultura de la diosa. Esta figura tiene gran relevancia en todo mi trabajo en escultura cerámica, te invito a descubrirla.
Albores de la diosa
La imagen de la diosa representada en pequeñas estatuillas de mujeres en las que se destacaban los pechos, el vientre, las caderas y la vulva, se comenzaron a crear en hueso, marfil, piedra o arcilla, hace 20.000 años o más, sobre un amplio territorio, extendiéndose desde los Pirineos al lago Baikal de Siberia.
Cuerpos largos y pechos caidos, redondeadas imágenes maternales cuyas formas abultadas anticipaban el nacimiento, efigies con signos arañados en ellas – líneas, triángulos, zigzags, círculos , redes, hojas espirales, agujeros.
La escultura de la diosa fue estudiada en profundidad por la arqueóloga y antropóloga lituana Marija Gimbutas, ella dio una nueva interpretación sobre el origen de la cultura occidental basándose en los restos cerámicos neolíticos hallados al sureste de Europa. Sus formulaciones científicas y teorías suscitaron amplios debates.
Para Gimbutas la principal divinidad de nuestros antepasados era femenina, una diosa que nacía de sí misma, dando la vida, la muerte y la regeneración. Ella era la unidad de todo, la vida y la naturaleza.
En el documental “Signs Out Of Time” Marija Gimbutas nos dice: “Ella estuvo allí durante milenios pero siempre fue secreta porque nuestros antepasados masculinos entendieron el secreto de la tierra, la tierra viviente, la madre tierra. En las figuras, en las esculturas ella ha aparecido por todos lados en el folklore europeo hasta nuestros días, ella es una metáfora de la tierra viviente, pero eso a nadie le importa”.
Marija Gimbutas profundizó en su estudio y análisis de la figura de la diosa a través de diversas excavaciones en el sureste europeo y gracias a su capacidad de síntesis y de relación llegó a ordenar cronológicamente cientos y cientos de asentamientos de diferentes culturas por toda Europa estableciendo relación y conexión entre todas ellas.
En estas civilizaciones, donde la imagen de la diosa era un factor común, reinaba un ambiente pacífico (no se han hallado restos de armas ni de representaciones bélicas) , de respeto a la naturaleza, un elevado nivel cultural y artístico y una religión desarrollada. Las prácticas más extendidas de estas civilizaciones fueron la agricultura, la crianza, la cerámica y el textil y no había signos de rivalidad entre sexos por el poder sobre la organización.
Pero la figura de la diosa se remonta a miles de años atrás. Ejemplos como la Dolni Vestonice (24.000 años a.C), la de Lespugue (21.000 años a.C), la de Willendorf (23.000 años a.C), la de Laussel (22.000-18.000 a.C) o la cabeza de Brassempouy, son sólo una pequeña muestra de ello.
Se han descubierto más de 130 esculturas de diosas, apoyadas sobre rocas y sobre tierra, entre los huesos y herramientas de estos pueblos paleolíticos. Otras fueron descubiertas, después de observaciones más minuciosas, cinceladas sobre los salientes y terrazas de piedra de las cuevas donde muchas de estas personas vivían. Estas estatuas son normalmente pequeñas y representan figuras desnudas generalmente gestantes.
Las tribus que vivieron dentro de las cuevas, pintando las paredes interiores de rojos, ocres y marrones de los animales salvajes, colocarían las estatuas de diosas en el exterior de sus moradas, en la entrada de sus habitáculos o de su santuario.
Significado de la escultura de la diosa
La forma de estas figuras está cargada de simbolismo, no son esculturas de mujeres sin más, no se intentaba reflejar fielmente la naturaleza, sino que se resaltaban aquellas partes relacionadas con el drama del nacimiento relatando la historia de cómo se origina la vida.
El misterio del cuerpo femenino es el misterio del nacimiento, que es también el misterio de lo no manifiesto convirtiéndose en manifiesto en la totalidad de la naturaleza.
Una vez admitimos el carácter religioso de estas figuras de diosas, no podemos hablar simplemente de “ídolos de fertilidad” o “estatuas de Venus” ya que estas dos formas de nombrarlas trivializan y reducen su significado. El nombre de “diosa” o “diosa madre” conecta más con la definición de estas imágenes sagradas del universo que dan vida, alimentan y regeneran.
Parece como si la madre hubiese sido la primera imagen de vida para la humanidad.
Esto debe remontarse a los tiempos en los que los seres humanos se reconocían hijos de la naturaleza, vinculados con todas las cosas formando parte del todo.
Explorando el arte de aquel tiempo desde la perspectiva del presente, desde las tradiciones más complejas que hemos conocido después, parece que muchas de estas imágenes del culto de la diosa madre tuvieron aquí su más temprana manifestación. Imágenes de parto, del acto de amamantar, y de recibir al muerto de nuevo en el útero para su renacimiento, se suceden tanto en el Paleolítico como en la escultura diosa neolítica, 10.000 años más tarde, y 5.000 años después en la Edad del Bronce y la del Hierro. Se hallan presentes incluso en la cultura occidental , en los cultos que rodean a la virgen María.

Ver escultura diosa de la luz y oscuridad
Todas estas estatuillas de diosas de pequeño tamaño y solían acabar con las piernas unidas en punta como para colocarlas erguidas en el suelo, o sobre una peana, o transportadas en la mano.
En unas se distingue el cuerpo de la mujer y en otras se abstrae tanto que a simple vista no lo identificas. El lenguaje de la diosa era un lenguaje tan extendido y común que muchas de sus representaciones son simplemente un triángulo. Existen más de cien imágenes paleolíticas de la vulva sólo en Francia, indicando que las historias de la diosa que da a luz eran tan familiares que podían ser reconocidas de inmediato. Algunas veces las vulvas tienen semillas y brotes dibujados sobre o junto a ellas; incluso se les ha dado el movimiento del agua como fuente creadora del mundo vegetal y también de las aguas de la vida.
Más hacia el este, en Siberia, se descubrió en Mal`ta, cerca del lago Baikal, en un enterramiento que data de c. 16.000-13.000 a.C., se encontraron, además de catorce animales sepultados, al menos catorce figuras de diosas talladas en hueso de mamut. Todas medían entre 3,2 y 13,3 cm.
El parecido entre muchas de estas figuras de diosas, desde Francia a Rusia, hace pensar que una estructura religiosa interrelacionada se extendía de Europa a Siberia, algo que ni se sospechaba antes de las excavaciones del siglo XX.
La imagen de la diosa se representó asociada a múltiples facetas y símbolos: la diosa como pájaro, la cueva como útero de la diosa madre, la diosa como luna, la diosa de la muerte y del renacimiento, la espiral y el meandro.
De todas estas manifestaciones y simbologías asociadas a la diosa os hablaré y profundizaré más adelante en este espacio único reservado a revitalizar y revivir el lenguaje y la imagen de la diosa.
Os espero.
Arantxa
Colgantes esculturas diosas
Estas pequeñas esculturas nacen de una atracción especial que desde muy pequeña he sentido hacia las Diosas Primitivas.
La representación de la vida, la muerte y la regeneración, la conexión con la Gran Madre Naturaleza, el respeto a los Ciclos y a la Vida.
Cada una de ellas es diferente, modeladas a mano de principio a fin, cada una con su energía.
Si conectas con alguna de ellas, estupendo y si quieres algo más concreto, específico para ti, con tu mensaje y tu intención, nos podemos poner en contacto y mover esa energía hacia lo que buscas.
Están realizadas en gres y montadas en cuero y plata de ley, son ligeras, cada diosa pesa aproximadamente 15gr. Para que te quede como a ti te gusta puedes elegir el largo del cordón a la altura deseada.
Las Diosas de la Vida son piezas cargadas de fuerza, de unión con la Naturaleza y con nosotras mismas, nos recuerdan nuestra naturaleza cíclica y nuestra conexión con la Tierra.
Embalo cada pieza con mucho cuidado para que lleguen en perfecto estado utilizando papel y cartón reciclado.
Esculturas diosas con peana
Las diosas me acompañan, están en mi interior y salen de mi a través del barro. Así es como lo siento.
Siempre me atrajeron desde la primera vez que en el colegio vi a la Venus de Willendorf.
Con el tiempo descubrí que la representación de la diosa es el motivo más antiguo hallado en la historia de la humanidad y que se extendió por un amplio territorio.
La Diosa o Gran Madre es la imagen arquetípica sagrada del principio femenino de la Naturaleza, no habita más allá de su creación, sino que ella misma es la Creación.
De mis manos nacen de múltiples formas, infinitas.
Si te gusta y conectas con alguna de las que aquí ves, estupendo, si quieres algo concreto para ti o para otra persona, podemos hablar y dar forma a una nueva, única y especial.
Para llegar a la Diosa que buscas haremos una sencilla visualización en la que me dirás las cualidades de la Diosa, tus deseos, intenciones, enfoque y partiendo de esa base daremos a luz a tu Diosa.
Todas estas piezas están modeladas con cariño y respeto, poniendo sumo cuidado en los acabados y en los detalles.
El barro que utilizo es gres, resistente y compacto, y para los acabados empleo óxidos naturales y esmaltes.