Origen de la cerámica
Índice:
TIERRA, AGUA, AIRE Y FUEGO: CERÁMICA
Barro secado al Sol y al aire y cocido en una hoguera, así se hicieron las primeras piezas de cerámica artística.
La acción del calor a determinadas temperaturas hace que la arcilla endurezca de tal forma que ya no pueda ser disuelta por el agua, de esta manera se pudieron realizar todo tipo de cuencos y vasijas para el uso cotidiano.
Aunque realmente las primeras piezas halladas de cerámica en la historia de la humanidad no fueron ni cuencos ni vasijas, sino pequeñas figurillas de cuerpos femeninos en las que se resaltaban los atributos sexuales como la de la Venus de Dolní Věstonice, datada entre el 29.000 y 25.000a.C.
La cerámica se considera el material artificial más antiguo de la historia.
La palabra cerámica procede del griego antiguo κεραμική (keramiké), femenino de κεραμικός (keramikós, ‘hecho de arcilla’), «cerámico”, que designaba al barrio de los alfareros de la antigua Atenas, al noroeste de la Acrópolis.
Pero desde que se descubrió la cerámica hasta que los griegos la nombraron con el nombre que actualmente conocemos, mucho barro fue amasado, modelado y cocido.
Se cree que nuestras antepasadas y antepasados observaron como el terreno sobre el que se hacía el fuego quedaba endurecido por la acción del calor, también se piensa que algún cesto, recubierto de arcilla entró en contacto con el fuego ya sea por accidente o por que el cesto se había roto y lo mejor que se podía hacer con él era usarlo para calentarse y de esta manera se percataron del cambio generado en el barro por la acción del calor.
Fuera como fuese, una vez hecho el hallazgo debió de ser un no parar.
EN CONTACTO CON EL BARRO
No sé cómo sería, pero… seguro que en vuestra infancia habéis jugado con el barro que se forma en el suelo después de la lluvia o habéis modelado la arena de la playa. Hundir las manos en la tierra es de las sensaciones más placenteras que conozco. Si no lo habéis probado todavía os lo recomiendo.
Con lo gustoso y divertido que es, cuando vieran que además podían crear piezas duraderas y útiles a nivel ritual o utilitario estoy segura de que la sensación fue mágica y pasó, irreversiblemente a formar parte de sus vidas.
Al menos yo, como ceramista entusiasta, es lo que siento.
Me las imagino modelando un cuenco y otro cuenco, probando con diferentes tipos de barros, decorando la superficie de las piezas con incisiones e impresiones de lo que la naturaleza del lugar les pudiera ofrecer, como sucede con esas preciosas vasijas de cerámica neolítica decoradas con la concha del berberecho o cardium con la que dependiendo de qué parte apoyaran conseguían un dibujo u otro.
También bruñeron la superficie con cantos rodados cerrando así el poro del barro y obteniendo un particular brillo a la vez que creaban el primer impermeabilizado.
Por supuesto jugaron con la forma como la globular y la campaniforme de las que podéis encontrar innumerables ejemplos.
Y así podría seguir hasta el infinito de posibilidades artísticas de la cerámica sólo hablando de la Prehistoria o de las culturas primitivas.
La Prehistoria siempre ha sido mi fuente de inspiración desde muy pequeña. Imaginarme en plena naturaleza viviendo de lo que ella me da y de lo que yo pueda hacer con eso que me da. En mi mente infantil me imaginaba en una cueva y no paraba de pensar en cómo lo consiguieron, en cómo hacían para vivir sin todos los cachivaches y comodidades de ahora.
Por eso la cerámica primitiva es mi preferida, me hace ir a la esencia, a lo básico, lo mínimo: tierra, agua, aire y fuego. Y partiendo de aquí dejar volar la imaginación y sentirme un ratito como aquellas personas de tiempos remotos.
La cerámica, y la cerámica primitiva en particular, me hace encontrarme en mi sitio, volver a mi esencia y a la esencia de la Humanidad de la que tanto nos hemos alejado. Me recuerda que necesitamos muy poco para ser felices y que, yo por lo menos, cuanto menos tengo, cuanto más sencilla es mi vida, mejor me siento.
He recuperado técnicas milenarias para lograr piezas únicas tal y como las creaban nuestros antepasados, te resultará interesante verlas dentro de mi trabajo, en cerámica primitiva; estas obras artesanales son como tener una muestra de historia viva en tus manos.
EL TALLER DE CERÁMICA
Cuando alguien me pregunta si hace falta mucha inversión para ser ceramista le digo que depende. Yo he pasado mucho tiempo de mi vida con un taller minimalista: una cajita con mis palillos de modelar, barro y un hornito pequeño que compré con 18 años y por supuesto también la hoguera. Normalmente con el tiempo vas aprendiendo más cosas y te va apeteciendo hacer piezas más grandes, experimentar, probar nuevas técnicas y diferentes barros, etc. Y casi sin darte cuenta te has montado un tallercito.
Pero, para empezar, lo que se dice empezar: tierra, agua, aire y fuego es lo único que necesitas.
Por eso si te atrae la cerámica no esperes a tener un taller ni a hacer un curso, en caso de que no puedas (los cursos siempre son interesantes), coge un trozo de barro y relaciónate con él.
Primero se agrietará mucho según lo modelas porque se irá secando, después lo querrás humedecer para cerrar las grietas y se romperá más, tal vez decidas hacer una bola con él y comenzar de nuevo. Eso está bien, os estáis empezando a conocer. No ceses, insiste, la satisfacción que sentirás en poco tiempo será muy grande.
Y si te animas haz una hoguera, comienza cociendo piezas pequeñas para familiarizarte, déjalas secar bien al aire durante unos días y cuando las vayas a cocer aproxímalas lentamente al fuego para que se vayan calentando poco a poco y cogiendo temperatura antes de entrar en él. Una vez estén dentro y veas que se han adaptado al calor y no han comenzado a explotar puedes echar más leña y completar la cocción con ramas finas de combustión rápida que harán subir la temperatura para que el barro quede mínimamente cocido.
Ésta es una explicación rápida del proceso, pero actualmente tenemos la posibilidad de encontrar un montón de vídeos explicándote como hacerlo.
Yo aprendí hace 27 años viendo a unos amigos que conocí vendiendo en las escaleras del Rastro de Madrid, que cocían colgantes y abalorios de arcilla en latas llenas de hojas secas de los árboles del parque y haciendo hogueras en los descampados con los palets de las obras.
Ya os digo que la cerámica está al alcance de todos.
Os animo a probar y a disfrutar de este regalo de la Tierra. Y si tenéis alguna pregunta no dudéis en poneros en contacto conmigo y os ayudaré en lo que pueda.
Y recuerda que lo único que necesitas es…
Tierra, agua, aire, fuego, tus manos y tu corazón.